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Hna. Maria Escayola: "Es importante que vivamos en la misma confianza que tuvo Marie Poussepin en la Providencia de Dios"

on 18 Nov, 2020
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Barcelona (España), 18/11/2020, Hnas. Gemma Morató Sendra y Conchi García Fernández.- Os queremos presentar una entrevista que realizamos a Hna. Maria Escayola Coris, superiora general, con motivo del Año de Gracia. Como sabemos estamos en un momento importante, la clausura de este Año de Gracia, donde cerramos un ciclo pero no necesariamente se acaba la ilusión por lo comenzado a vivir. Realmente, estamos en un momento incierto por las realidades que nos están tocando vivir, pero también es verdad, que se están viendo muchas cosas positivas, no tenemos más que mirar las noticias de este Año de Gracia. La entrevista nos sitúa en la Congregación, pero también en la realidad de la Iglesia y del mundo, se tocarán temas profundos, actuales y muy nuestros.

 

LA ENTREVISTA: Hna. Maria Escayola Coris

BLOQUE INTRODUCCIÓN

Hna. Gemma Morató i Sendra: Buenos días, buenas tardes, buenas noches, queremos hoy conversar con Hna. Maria Escayola Coris, superiora general de las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen. Hna. Maria lleva un poco más de 6 años al frente de nuestra Congregación, una Congregación con casi 325 años de historia. Marie Poussepin nos fundó en unos tiempos también difíciles y también asolados por la enfermedad, ahora se nos presentan grandes desafíos, grandes preguntas y mucha incertidumbre. De esto y muchas cosas hablaremos ahora con Hna. Maria Escayola Coris.   

BLOQUE 1

Hna. Gemma: Hermana Maria bienvenida y gracias por querer llegar hoy a toda la Congregación. 

Hna. Maria Escayola Coris: Muchas gracias por esta oportunidad que se me da de tener esta comunicación, aunque sea virtual con todas las hermanas, en un momento tan importante como es el final de este Año de Gracia, de los 25 años de la beatificación, muchas gracias.

Hna. Gemma: Esta tarde aquí, en el mundo no sabemos qué hora será, vamos a hablar de todo un poco, pero creo que la primera pregunta obligada es que, ante la situación mundial tan complicada, por la pandemia mundial por el Covid-19, ¿cuál sería su valoración? y quizás en lo que nosotras nos interesa, ¿cómo debemos situarnos como hijas de Marie Poussepin?

Hna. Maria: Marie Poussepin quiso fundar una comunidad dominicana para conocer y anunciar a Jesucristo, en un tiempo también muy difícil a nivel social, económico y humano, ella buscó a los pobres, por eso se fue a Sainville. Hoy el Covid nos ha cogido de sorpresa, nos ha desconcertado, y entonces estábamos muy seguras de nosotras mismas, y muy acostumbradas y muy orgullosas de lo que la ciencia y técnica ha logrado. Hemos de recuperar estos aspectos fundadores del carisma de Marie Poussepin, es decir, la comunidad, la vida comunitaria, el conocimiento de Jesucristo, y el servicio a los pobres, para anunciarles al amor de Dios, o sea, de alguna manera el tiempo de Covid nos permite a volver a profundizar, a vivir la vida comunitaria con mayor intensidad, quizás de cuando la misión nos cogía más tiempo, también para conocer más a Jesucristo porque después lo podremos anunciar.

Hna. Gemma: Luego hablaremos del tema de la vivencia de comunidad y de la espiritualidad, cómo trabajarla, pero ahora viendo un poco el “mundo mundial” que dicen en moderno… ¿qué podríamos ofrecer comunitariamente a las hermanas, o qué nos podríamos ofrecer unas a otras y qué podemos ofrecer al mundo?, quizás un poco al estilo del papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti, ¿qué vamos a sacar de este tiempo?

Hna. Maria: Esta encíclica del Papa nos cae muy bien porque dan unas pistas y unas orientaciones muy claras. Primero hace un análisis de la situación del mundo. Para eso se necesita la escucha, la apertura, el amor al mundo, la amistad social, la fraternidad, pero también el diálogo, la solidaridad, la apertura para el mundo entero, para que el amor sea efectivo. También habla del perdón, de la gratuidad, de la acogida, del valor de las políticas, del valor de la economía, o sea ha tocado en esta encíclica todos los aspectos que en este momento estamos viviendo. Y hace un análisis que nos puede ayudar a situarnos y a encontrar nuestro propio lugar en la Iglesia y a orientarnos en cómo tenemos que actuar.

Yo quisiera subrayar lo que él dice también, que necesitamos vivir la fraternidad, no es fácil, y no vamos a lograr salir de esta situación sin el aporte de todos. O sea que, para lograr la paz, la fraternidad, necesitamos que todas nos impliquemos y que cada una aporte el pequeño grano de arena que pueda traer.

Hna. Gemma: Perfecto, continuaremos hablando, y seguirá este tema de la pandemia porque no podemos vivir fuera del mundo. Vamos a pasar a otro bloque.

BLOQUE 2 

Hna. Gemma: Apuntaba hace un momento la importancia de la comunidad. Como en todos los “gremios” del mundo, la vida religiosa hoy tiene grandes desafíos, ¿cuáles destacaría? y a los que quiera destacar ¿cómo les podemos dar respuesta?  

Hna. Maria: Yo pienso que uno de los primeros es encontrar el lugar y el aporte de la vida religiosa en la situación que estamos viviendo hoy, dentro de la Iglesia, es decir, cuál es el lugar de la vida religiosa en esta situación y en la Iglesia, y también reforzar este sentido de la comunidad, de la comunión frente al individualismo. Hoy estamos viendo que si no es entre todos no vamos a salir adelante. Entonces la vida religiosa puede dar una luz y un camino en este aspecto. También saber dar testimonio de alegría, de estar en salida, de estar atentos a los demás, de traspasar las fronteras de nosotros mismos, salir de nosotros mismos. Creo que el trabajo del último capítulo general iba en este sentido, ahora nos toca llevarlo a la práctica sabiendo que se necesita la fuerza de Dios, que se necesita una conversión personal y comunitaria que nos une al misterio de pasión y resurrección del Señor.

Hna. Gemma: Aunque en el último Capítulo General nadie podía pensar en qué situación estaríamos hoy con la pandemia, seguramente se hubieran pensado otras cosas y de otra manera, ¿podría ser, no?

Hna. Maria: Esto sí, pero pienso que el hecho de traspasar o salir de nuestras fronteras es una invitación muy válida para este momento. Traspasar las fronteras para revitalizar la vida y la misión. En las circunstancias que sean, hoy nos tocan otras que no fueron las del momento del Capítulo porque no lo imaginábamos, pero pienso que el confinamiento ha sido una oportunidad para reforzar la oración, para dar mayor fuerza, para dar mayor sentido a la comunidad, al discernimiento, a buscar la creatividad para llegar a los que más sufren las consecuencias de la pandemia. Muchas hermanas en la Congregación, las que trabajan a nivel de salud, han continuado, incluso algunas se han contagiado, para poder dar este servicio y otras depende de la edad, de las posibilidades de las circunstancias. Las de educación han estado a nivel virtual, algunas han tenido más trabajo que en tiempos normales, pero sí se ha manifestado una creatividad, un deseo de colaborar, y de saber que cuidándonos también cuidamos a los demás. Esto estimula el sentido de responsabilidad y de búsqueda del bien común, pienso que ha sido muy importante. También nos ha impulsado a utilizar bien los medios de comunicación social, aunque nos falta mucho en muchos aspectos, pero de saberlos utilizar bien para la escucha, para la comunión para el encuentro y para el anuncio del Señor. Y es un momento también para perseverar en las dificultades porque necesitamos apoyarnos unas a otras, este tiempo es duro para muchas, a nivel emocional, psicológico. Veo que no solamente las hermanas, sino que todo el mundo está cansado, y muchas veces nos lo dicen, que la gente no puede más. Pues hemos de saber perseverar como hizo Marie Poussepin en las dificultades y en las circunstancias concretas que nos tocan vivir.

Hna. Gemma: A parte de este cansancio que es real, y que creo que somos hermanas con los hermanos del mundo, nos ha planteado una lectura del confinamiento muy positiva, y se agradece, pero también es verdad que no hace mucho y que en tiempos de confinamiento al menos por estos lados, la CIVCSVA sacó un documento “El don de la fidelidad. La alegría de la perseverancia”, y en los ámbitos periodísticos religiosos se dice y se explica que ha sido un poco la respuesta a un buen número de hermanos y hermanas, de distintos institutos, que han abandonado la vida religiosa ante la obligada necesidad de vivir en comunidad durante el confinamiento, y se han dado cuenta de que no podían y que realmente que tenían o teníamos un problema en la comunidad. Quizás la comunidad, lo hablábamos al principio, ¿ha perdido su importancia?, ¿nos habíamos volcado tanto en la misión que habíamos perdido uno de los pilares?, no sé, ¿qué valoración hace de este documento y de esta situación? que no sé si en nuestra Congregación ha sido tan marcada como en otras, que ha sido realmente muy duro de llevar adelante.

Hna. Maria: Yo pienso que el documento es muy válido, porque nos quiere recordar que la vocación es un don de Dios. Dios siempre es fiel y nosotros hemos de perseverar en la aceptación de este don y dejar que el Señor vaya trabajando en nosotros. Esta perseverancia, hoy día, no es una actitud que se valore en este mundo, pero la respuesta nuestra al don de Dios es ésta. Pienso que hay congregaciones que por carisma no tienen o no dan el mismo valor a la vida comunitaria, entonces en este momento que han tenido que vivir comunitariamente porque no había otro remedio pues ha sido una experiencia a la que no estaban acostumbrados. Pienso que para nosotras la vida de comunidad se tiene como un valor, sabemos que la misión la realizamos en comunidad y que todo lo tenemos que hacer en comunidad. Sin embargo, también hemos tenido abandonos de la vida religiosa, pero creo que tienen causas múltiples, por un lado es la pérdida de fe, la pérdida de sentido de la relación con el Señor, cuando se pierde esta intimidad con el Señor, la fe va muriendo y entonces se priorizan otros aspectos como la realización personal, el deseo de formar una familia, el deseo de otra relación digamos más a nivel o que cumpla más los aspectos de emotividad, de sentimiento que hoy día se da mucho valor. Yo pienso que básicamente es la pérdida del sentido de la propia vocación lo que lleva a salir, porque las dificultades están en todos, he escuchado que también las parejas han tenido dificultades de convivencia, es el hecho de confrontarse a una realidad para la que no estábamos preparados y entonces nos damos cuenta de que realmente… ¿cuáles son nuestros deseos y aspiraciones? Y algunas personas, hermanas, religiosos se han dado cuenta que su lugar no era este. Quizás la pandemia también ha servido para una purificación de los motivos para seguir y estar en la vida religiosa, para seguir al Señor. En cuanto al documento, lo valoro, porque nos recuerda lo que es esencial de la vocación y por otro lado hace una insistencia muy grande en el papel de la formación y en el papel del acompañamiento de unos a otros, cómo responsables unos de otros de la vocación que el Señor nos ha dado y cómo tenemos la responsabilidad de acoger la fidelidad de Dios que se manifiesta en nuestra vida.

Hna. Gemma: Lo plantea todo muy de interior, lo tenemos que cuidar y tratar, pero también preguntaría ¿qué debemos tener en cuenta para cuidar la comunidad? No sólo la propia vocación que es de Dios y respondemos a ella, sino también hay muchas salidas que son fruto de un “mal vivir” comunitariamente, ¿cómo se podría solucionar esto, si es que se puede encontrar solución?

Hna. Maria: La solución sería que viviésemos la caridad como la deseaba Marie Poussepin y que entre nosotras sepamos dar el espacio para cada una. Es verdad que no siempre logramos dar a cada una su puesto y hay hermanas que sienten que la comunidad no les da este espacio, que no encuentran su lugar en la Congregación. Ahí está también la fragilidad humana, pero yo digo que, cuando hay esta situaciones, si realmente el buscar al Señor y el esfuerzo por seguirlo es lo más importante se buscan ayudas, se busca la manera de que pueda haber un cambio de comunidad o una situación que ayude a vivir y responder realmente al Señor, porque a veces sí, las circunstancias son difíciles, pero la Congregación no se acaba en una comunidad, por tanto a veces los miedos, la comodidad, o bien el no ser capaz de comunicar con nadie, es decir, cuando el Papa habla de la amistad social, yo diría también necesitamos ser hermanas y amigas entre nosotras para ayudarnos a caminar juntas en este itinerario de seguimiento del Señor. Si no hay este sentirnos hermanas es muy difícil y cuando uno se siente sólo y no puedo confiar en nadie, realmente la vida se hace imposible.

Hna. Gemma: Perfecto, una pequeña pausa y continuamos.

BLOQUE 3 

Hna. Gemma: Bien, y demos un paso más, hasta ahora el tema estrella en todos los hogares y todas las comunidades, seguramente ha sido el virus, pero en Congregación hemos y seguimos teniendo un tema estrella que es este Año de Gracia o este año de acción de gracias por los 25 años de la Beatificación de Marie Poussepin. Usted estuvo presente en la ceremonia de Beatificación de Marie Poussepin ese 20 de noviembre de 1994 en San Pedro de Roma con Juan Pablo II, con San Juan Pablo II, un santo beatificó a nuestra Fundadora. ¿Qué recuerda especialmente de aquel día?  

Hna. Maria: Acabábamos de tener un capítulo, y realmente había sido una experiencia importante de Congregación, de participación, de comunión, pero fue muy emocionante escuchar al Papa cómo la proclamaba beata, también cómo aparecía la imagen de Marie Poussepin que se desenrollaba en la Basílica, y eso me sigue emocionando, pero una experiencia que me hizo bien y que me ayudó mucho después en la Congregación, fue la de la internacionalidad, ver cómo Marie Poussepin, su carisma, hablaba, conectaba, podríamos decir, desde el carisma y desde la espiritualidad con personas con tantas culturas diferentes, que estaban allí y habían acudido a Roma y que encontraban en ella una guía y un modelo. Para mí es un poco el recuerdo de decir, la universalidad del mundo estaba presente en San Pedro, que es la Iglesia universal.

Hna. Gemma: Y bueno, ya casi se nos acaba este Año de Gracia, estamos a las puertas de clausurar este año que quizás no se ha podido hacer todo lo previsto, dadas las circunstancias, pero se puede hacer, quizás no tendría que decirlo, pero creo que se puede hacer un balance muy positivo, en números, en participación, en creatividad, lo apuntaba usted ya al principio y seguramente en crecimiento espiritual y de vivencia del Carisma. ¿Cuál sería el balance, el resumen, la síntesis de este año marcado por la Covid pero vivido a fondo por las hermanas y los laicos Presentación?

Hna. Maria: Justo antes de que hubiera el confinamiento y sin esperárnoslo habíamos hecho una programación en la que pensábamos hacer peregrinaciones, encuentros y todo esto no se pudo realizar y por tanto tuvimos que concentrarnos en los medios virtuales. La página web ha tenido más de 200.000 visitas en un año, casi 200 noticias dedicadas a esta celebración, se han reproducido miles de veces los videos, las canciones, y ha habido una extraordinaria participación de las hermanas, de los laicos de todas las Estructuras, y pienso que el deseo de conectar de nuevo con Marie Poussepin estaba ya en las hermanas, y esto se ha visto como una oportunidad para dedicarle un tiempo, para reflexionar, para orar, para quererla más.

Hna. Gemma: Y se sigue viendo, aquí, Hna. Conchi que nos está filmando y yo misma, con la web hemos visto que hasta el último momento están llegando e-mails de todas las partes del mundo queriendo presentar lo que se ha hecho en colegios, clínicas, comunidades, grupos de laicos, etc. Realmente la respuesta ha sido un poco inimaginable.

Hna. Maria: Yo pienso que la pandemia ha ayudado en esto. Ha favorecido el tiempo comunitario, la participación, la creatividad. Tiempo para reflexionar en comunidad, muchas comunidades han expresado y han agradecido los temas enviados, que les han servido, les han ayudado… y les han servido también para sentirse unidas a toda la Congregación, que estábamos en la misma línea trabajando lo mismo, un momento de comunión fuerte a nivel de Congregación y más en este tiempo de pandemia. Nos hemos conocido más, lo que hacen unas lo que hacen otras, valoramos el aporte de los laicos, nos sorprende ver cómo tienen esta visión y este amor a Marie Poussepin tan fuerte, por tanto, sentir que el Carisma está vivo.

Gemma: Quizás ya lo ha expresado un poco, pero a título bien personal ¿qué sentimiento le ha generado ver esta respuesta a este Año de Gracia pues que convocó ya hace un año?

Hna. Maria: Por un lado, el sentido de acción de gracias, por la presencia y la acción del Señor en cada hermana, en cada comunidad, en los grupos de laicos, y también la admiración, admiración ante esta creatividad que se ha expresado de una manera tan extraordinaria, podría decir, la alegría por el crecimiento del conocimiento y del amor a Marie Poussepin, y el deseo de que este Carisma perdure. Son unos sentimientos positivos, de esperanza, que hacen que nos animen a valorar más el Carisma propio de la Congregación y a decir que tiene una palabra para decir al mundo. El carisma de Marie Poussepin es bien actual y que todo lo que ella intuyó, recibió del Señor tenemos que ponerlo al día, que ponerlo en práctica, para la vida del mundo, para dar vida.

Hna. Gemma: Y a raíz de esto, un paso más, muchas deseamos la canonización, ¿la veremos, el camino se ha complicado? ¿debemos seguir siempre rezando? Bueno, muchas lo hacemos. Pero ¿qué más?

Hna. Maria: Sabemos que para la canonización sólo se requiere un milagro, porque ya las virtudes fueron reconocidas, un milagro por su intercesión. Pero de nuestra parte también se requiere la fe, la oración, el proponer su intercesión en los casos que nos parezcan y que seamos capaces de dejar actuar el Señor en nuestras vidas para vivir como ella quería que viviéramos, yo creo, y esto lo he dicho en otras ocasiones, que si no vivimos como ella deseaba que vivieran sus hijas, ella no se ve capaz de ser un modelo para los demás. Tenemos que encarnar ese modelo de vida cristiana, de vida religiosa que ella deseaba como testimonio o como expresión de la manera de vivir de Jesucristo en la tierra. Hemos de imitar y tener los mismos sentimientos que tuvo Jesucristo en la tierra y creo que ahí nos falta un camino y que hemos de trabajar.

Hna. Gemma: Hna. Maria aquí nos deja un gran desafío, un gran reto para el próximo bloque.

BLOQUE 4

Hna. Gemma: Volvemos a la vida religiosa en nuestra Congregación. Dicen los estudiosos de la vida consagrada que son muy pocas las congregaciones que superan los 300 años. Y ya casi llegamos a los 325 años, ¿cuál ha sido el secreto o cómo haremos para perdurar?, y no hacer caso de los pájaros de mal agüero. ¿Con qué espíritu o con qué ánimo o con qué herramientas debemos enfrentar este nuevo mundo, con tantos cambios y qué puntos podríamos tener en cuenta y poner en práctica?  

Hna. Maria: Yo no sé si hay secreto, pienso que es la Providencia de Señor, la oración de la Virgen que ha ido conduciendo la Congregación. En sus momentos de luz y de sombras, porque los hemos tenido de todos, momentos fáciles y otros muy difíciles. Pero el Señor ha ido encontrando hermanas que han sabido conectar o interpretar los signos de los tiempos y dejarse conducir y abrirse para descubrir las mociones del espíritu, ir actualizando el Carisma y la respuesta de la Congregación en estos momentos a las necesidades de las personas, del mundo y de la Iglesia. También pienso que influye la confianza que tenía Marie Poussepin y su oración por sus hermanas y por las que la seguirían. Marie Poussepin estaba segura de que, si actuábamos tal y como ella nos dejó en los Reglamentos, la Congregación duraría, pero esto dependía de nosotras, pero ella tenía esa confianza, yo pienso que su oración también nos ayuda.

Para perdurar necesitamos volver a lo esencial, a las fuentes, valorar los aportes de las nuevas generaciones, pero no sólo valorarlos sino aceptarlos, saber cómo dar el espacio a cada una de las hermanas. Estar atentas a las necesidades de los pobres. Cuando en un lugar somos fieles a ese servicio de caridad a los pobres, la Congregación florece, cuando esto lo abandonamos allí nos vamos muriendo. También dar prioridad a la formación. Hoy en día necesitamos una formación mucho más fuerte tanto en el sentido espiritual, religioso, humano y profesional, que nos permita responder a estas necesidades que estamos diciendo. Y todo esto con una valoración fuerte de la vida comunitaria, porque es en comunidad, ayudándonos unas a otras que podremos construir la Congregación del mañana. La comunión y hacer que la caridad sea el alma de la comunidad, que es lo que Marie Poussepin esperaba o quería para nosotras.

Hna. Gemma: ¿Alguna cuestión práctica?

Hna. Maria: No sé si muy práctica, pero el próximo año vamos a celebrar los 325 años de la fundación. Ahora hemos estado profundizando en el conocimiento de Marie Poussepin, y pienso ahora nos toca conocer mejor la Congregación. Su historia, su Carisma, su vida, a lo largo de estos años. Porque tenemos muchos testimonios de fe, de servicio, de disponibilidad, de entrega, en las hermanas que nos han precedido y en las que viven entre nosotras. Pero también tiene que ser un tiempo de evaluación, de ver donde estamos y de intuir, de descubrir los caminos que el Señor quiere que recorramos y esto lo tenemos que hacer con el aporte de todas para buscar en fidelidad, hacer vida este deseo de Marie Poussepin de “vivir y morir al servicio de la Iglesia en el ejercicio de la caridad”. En realidad, volviendo a las fuentes y a lo que es el Carisma propio es donde vamos a encontrar los caminos de futuro.

Hna. Gemma: Por tanto y ya casi terminando, este dinamismo que ha generado el Año de Gracia seguirá en cierta manera, seguramente, tal como expresaba con otro tema o con otros elementos, ¿seguirá? Porque en el 2021 serán 325 años de la Congregación, ¡esto tampoco puede pasar desapercibido!

Hna. Maria: Sí, seguramente tendrá que ser de otra manera, la historia nos ilumina, pero no podemos quedarnos en las glorias del pasado, simplemente en la historia, pero sí conocer nuestras raíces, aquello que impulsó a las hermanas, y sobre todo las bases y lo que sirvió para animarlas y darles el coraje, esto también nos puede ayudar a nosotras, a esta creatividad, a este intuir y a este descubrir. Pienso que el amor a la Iglesia es uno de los aspectos que nos ayudará descubrir el sentido de nuestra vida y del Carisma de la Congregación. En los últimos años los escritos de los papas han sido muy dicientes en lo que han expresado, y el mismo papa Francisco en valorar este servicio en la caridad, en la construcción y ser constructoras de comunión, maestras de comunión, esto está plenamente indicado para la Iglesia y para nosotras. Pero necesitamos convertirnos, no es fácil ser maestro de comunión, si no la vivimos entre nosotras, y ahí tenemos que reconocer que nos falta tener comunidades más fraternas, más abiertas, más dispuestas, más disponibles, menos instaladas… pero esto es la fragilidad y la vida humana. El Señor sigue confiando en nosotras y nosotras tenemos que responder a esta confianza del Señor con generosidad.

Hna. Gemma: Ya tenemos las líneas claras para celebrar o conmemorar los 325 años de la Congregación.

BLOQUE 5

Hna. Gemma: Y hemos llegado al final de esta entrevista, quizás nos queda pedirle a Hna. Maria Escayola Coris, ¿cuál es el mensaje que quiere mandar a toda la familia Presentación?  

Hna. Maria: Pienso que es importante que todos vivamos en la misma confianza que tuvo Marie Poussepin en la Providencia de Dios, estamos en un momento de incertidumbre, hay que poner confianza, y esto para vivir la comunión, el servicio a la Iglesia, a los necesitados como familia Presentación, hemos de ampliar nuestra mentalidad, nuestra vida a toda la familia Presentación, y es una forma de traspasar fronteras, trabajar con otros. Para llevar a todos el anuncio del amor misericordioso de Dios a cada hermano y hermana, a cada uno de nosotros, a todo el mundo. O sea, que este anuncio lo vamos a hacer como familia y llevándolo a todo el mundo con esta confianza en la Providencia de Dios que siempre nos acompaña, que nunca nos deja.

El Señor está presente allí donde dos o tres están reunidos en su nombre, y esta confianza nos tiene que fortalecer para no tener miedo, para salir adelante y presentarnos como María en el templo en este mundo para su servicio, que así sea.

Hna. Gemma: Pues muchas gracias, que Marie Poussepin nos acompañe y hasta la próxima, esperemos que no sea muy lejana y al menos, de esta manera ha podido llegar a toda la Congregación en este final del Año de Gracia, hasta pronto.

Hna. Maria: Muchas gracias a todas las hermanas, laicos, por toda la creatividad, por todos sus aportes y continuemos profundizando y amando a Marie Poussepin.