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La tierra grita con dolores de parto

on 21 Abr, 2021
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Bolivia, 22/04/2021, Hna. Socorro García, delegada de JPIC Provincia de Los Andes.- “Sabemos que hasta ahora la creación entera se queja y sufre como una mujer con dolores de parto” (Rom.8, 22). El libro del Génesis nos cuenta cómo la creación se fue dando poco a poco; el cuidado y la dedicación de Dios para crear, nos lleva a pensar en el proceso de la gestación, en cada etapa se exclama: “y vio Dios que todo estaba bien…” (Gen. 1,12).

22 de abril: Día de la Tierra

La gestación es un proceso de VIDA, de dar a luz un nuevo ser que habite la tierra, la cuide y enriquezca con sus descubrimientos y avances. Cuando se acerca el momento del parto, la tierra grita de dolor y de alegría, al ver ese nuevo ser que la habitará y hará historia.

Cuando una mujer está encinta, una vida se está gestando dentro de ella, no la vemos, pero sabemos que ahí está. Vemos el crecimiento del vientre, pero no las contracciones dentro de él. La tierra engendra e inicia la gestación de un nuevo ser que la hará grande cumpliendo el proyecto del Dios creador.

En el inicio todo era felicidad (Gen. 3,8): Dios se paseaba por el jardín en compañía del hombre y la mujer que habitan la tierra que les dio a luz. El Dios creador está feliz de este alumbramiento.

“Mamá-Papá Dios soñó desde el principio un mundo de armonía entre todas sus criaturas: soñó que las mujeres y hombres se comunicarían a través del lenguaje del amor; que todas sus criaturas se considerarían a sí mismas hermanadas con todo el resto: que el árbol no podría nunca decirle al agua –No te necesito-; que todos los seres animados jamás le dirían al aire –No te necesitamos-; que la misma piedra sería capaz de cantarle una cálida canción al hermano sol; que la hermana luna iluminaría con su plateada luz las veredas de todos los pueblos….” (Francisco MEJÍA URZÚA)

Hoy la tierra GRITA, no por dolores de parto, la están matando y destruyendo todo lo engendrado por el Dios creador. La ambición se hizo presente en el corazón del hombre y la mujer, los gritos de la tierra no son gritos por haber llegado la hora de dar a luz un nuevo ser. Ahora ese ser al que le dio vida, le está arrancando su propia vida por la ambición y el egoísmo.

El sueño de Dios, donde todo sería paz y armonía entre todos los seres creados fue quedando en el olvido.
 

“Y el proyecto de muerte, encabezado por los ‘grandes’ de la tierra envolvió con su negro manto a la humanidad entera. Nuestra casa común comenzó a derrumbarse sin remedio. Nuestra madre tierra gime ahora con fuertes dolores de parto” (Francisco MEJÍA URZÚA)

Ante esta realidad la indiferencia se hizo presente; algunos llegaron a admirar el desarrollo y progreso, sin ver las consecuencias y la factura que la tierra pasaría.

“Lamentablemente, hay una general indiferencia ante estas tragedias, que suceden ahora mismo en distintas partes del mundo. La falta de reacciones ante estos dramas de nuestros hermanos y hermanas es un signo de la pérdida de aquel sentido de responsabilidad por nuestros semejantes sobre el cual se funda toda sociedad civil”. (Laudato Si, 25)  

Como hijos de Dios necesitamos reconciliarnos con la naturaleza. Es cuestión de comunión con la vida. Tenemos el desafío de revisar nuestra relación con toda la creación y la tarea de preguntarnos ¿cuál es nuestro aporte para hacer de nuestras vidas un Edén donde volvamos a pasearnos y conversar con Dios?