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Lectio Divina: Sexto Domingo de Pascua - Ciclo A

on 11 May, 2023
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Cali (Colombia), Hna. Ofelia Vargas González, 14 de mayo de 2023.- “Yo les enviaré el Espíritu de la verdad”.

 

EVANGELIO

 Juan 14, 15-21.

Jesús dice a sus discípulos: “Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos; y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes.  No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes. Dentro de poco el mundo ya no me verá más, pero ustedes sí me verán. Y porque yo vivo, también ustedes vivirán. En aquel día ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, y ustedes en mí, y yo en ustedes.  ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él”.

ORACIÓN

En el nombre del Padre, en el nombre del Hijo, en el nombre del Santo Espíritu estamos aquí, para alabar y agradecer, bendecir y adorar estamos aquí, Dios Trino de amor.

ESTUDIO DEL TEXTO

Jesús no vino a hacer discursos, sobre cómo es el Padre, Él mismo y el Espíritu Santo, vivió unido en perfecta comunión Trinitaria y esa comunión lo mantuvo en acción, entregando la Buena Noticia: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido” ¿Qué le pasa a Jesús?  ¿Para qué ha sido ungido? para anunciar a los pobres la Buena Nueva … (Lc 4,18-22ª).

“Si me aman cumplirán mis mandamientos” (Jn 14,15) “El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama” Para continuar presente, Jesús pide al Padre que envíe otro Consolador” (Jn 14,16) El Espíritu continúa la obra de Jesús inspirando y haciendo comprender a los discípulos y discípulas la verdad completa, fortaleciendo su fe contra la falsedad del ‘mundo’ y ayudándolos a vivir el mandamiento nuevo del amor. (Jn. 14,21) Cumplir, guardar, vivir es exigencia fundamental en esta alianza de amor entre Dios y el ser humano.

“Y yo pediré al Padre, y Él les dará otro Paráclito (otra persona) para que esté con ustedes para siempre, el Espíritu de la Verdad” (Jn 14, 16-17ª), su Espíritu vive en nosotros. “No los dejaré ni los abandonaré, volveré a estar con ustedes. (Jn 14,18).  Dentro de poco el mundo no me verá más, pero ustedes me verán, porque yo vivo y ustedes también vivirán” (Jn 14,15-17) es el primero de los cinco anuncios en Juan, de la venida del Paráclito o Espíritu Consolador.

 (Jn 14,15-26) Espíritu= Memoria, porque recuerda a los discípulos y discípulas, las palabras de su Maestro y porque les otorga la luz para alcanzar la verdad completa. Tendrán la comprensión (Jn 14,19) (Jn 15,26-27) “El Espíritu dará testimonio de mí y ustedes también” … (Jn 16,13) “El Espíritu los guiará hasta la verdad completa”

Jesús nos dará un defensor, el Paráclito que significa regalo, don de Dios, defensor, soporte para no caer, compañía, refuerzo, maestro.

“Espíritu de la Verdad a quien el mundo no puede aceptar” (Jn 14, 17b) El ‘mundo’, la sociedad basada en la injusticia, en la falta de solidaridad, compasión y misericordia, no conoce ese Espíritu, porque no tiene sensibilidad ni preocupación por la justicia y la verdad.

Al despedirse de los suyos, Jesús da a conocer cuál es el punto de encuentro de Dios con la humanidad, después de su partida: “si alguno me ama, guardará mi Palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn 14,23).

MEDITACIÓN

Jesús se está despidiendo de sus discípulos. Los ve tristes y abatidos. Pronto no le tendrán a él. ¿Quién podrá llenar su vacío? Hasta ahora ha sido Él quien ha cuidado de ellos, los ha defendido de los escribas y fariseos, ha sostenido su fe débil y vacilante, les ha ido descubriendo la verdad de Dios y los ha iniciado en su proyecto humanizador.

Jesús les habla apasionadamente del Espíritu. No los quiere dejar huérfanos. Él mismo pedirá al Padre que no los abandone, que les dé «otro Defensor» para que «esté siempre con ellos». Jesús lo llama «el Espíritu de la verdad». ¿Qué se esconde en estas palabras de Jesús?

Si me aman, dice, me harán caso. Se los cuenta así porque dentro de poco va a ser separado violentamente de ellos. El drama de la separación, cuando llevaban apenas tres años con el maestro supuso una crisis de la comunidad que tuvieron que superar con mucho esfuerzo. Hoy nos resulta imposible hacernos una idea de lo que entrañaba para aquel pequeño grupo amenazado, esta situación. Jesús era su Señor, su maestro, su único valor, el único centro de sus vidas.

Jesús creía en ellos mucho más de lo que ellos creían en sí mismos… como nos pasa hoy en momentos de desesperanza, confusión, desasosiego. Este «Espíritu de la verdad» «vive con nosotros y está en nosotros».

Este «Espíritu de la verdad», viene y nos invita a abrirnos a su verdad escuchando, acogiendo y viviendo su Evangelio, nos hace testigos. Nuestro quehacer es vivir la verdad del Evangelio y «amar a Jesús guardando sus preceptos», porque “el que los guarda o vive es el que me ama; y el que me ame será amado de mi Padre y yo le amaré y me manifestaré a él”. Aquí está revelando Jesús un Proyecto de continuidad.

Este «Espíritu de la verdad» está en el interior de cada uno de nosotros defendiéndonos de todo lo que nos pueda apartar de Jesús. Nos invita a abrirnos con sencillez al misterio de un Dios amigo de la vida. Jesús dijo en cierta ocasión: “Todo el que es de la verdad escucha mi voz”. Es cierto, este Espíritu de la Verdad es el nuevo modo de la presencia de Jesús con los suyos, nos invita a vivir en la verdad de Jesús en medio de una sociedad donde con frecuencia a la mentira se la llama estrategia; a la explotación, negocio o estrategias de mercadeo; a la irresponsabilidad, tolerancia; a la injusticia, orden establecido; a la arbitrariedad, libertad; a la falta de respeto, sinceridad…

Después de la resurrección ellos sabían que Jesús estaba de verdad vivo, pero no tenían el calor de su mirada, sus palabras —tiernas o exigentes, siempre llenas de buenas noticias.  Les faltaba su presencia física y al mismo tiempo sentían con intensidad su presencia real, viva, interna, dinámica.

Yo les enviaré mi Espíritu que significa literalmente aliento de vida, aire. Así, como el aliento que entra en el cuerpo y da vida, entendían los primeros cristianos la presencia de Dios dentro de ellos. La comunidad de Juan reflexiona y ve que Jesús no les ha dejado huérfanos, que su Espíritu vive dentro de ellos. Toda nuestra vida está llamada ser una vida animada y conducida por el Espíritu enviado por el Padre (14,16) o por Jesús desde el Padre (15,26), solo de este modo podrá ser una vida en obediencia al mandamiento del amor que asegura la morada de Dios entre los seres humanos, (14,23).

ORACIÓN

¡Quédate con nosotros Señor!
haz que nuestro corazón arda como el tuyo,
en el fuego sagrado de tu Espíritu,
que es fuego que purifica y salva;
fuego de Amor,
fuego de Vida y Verdad,
fuego de Justicia y Santidad.
¡Quédate con nosotros, Señor!
¡Quédate con nosotros hoy y siempre!
Camina a nuestro lado.
Escucha nuestros pesares.
Acompaña nuestros pasos cada día.
Ilumina con tu luz nuestro sendero,
Condúcenos al Padre
que siempre nos espera con los brazos abiertos
para estrecharnos con fuerza,
y entregarnos su Amor, su Vida, y su Bondad.
¡Quédate con nosotros, Señor!
¡Quédate con nosotros cada día!
Quédate hoy, mañana, ¡y siempre!
Amén.
 

COMPROMISO

Una Comunidad donde Jesús es el centro y está animada por su Espíritu, está llamada a vivir el amor eficaz que Él mismo vivió y enseñó, haciendo presente el Reinado de Dios. El amor al que se refiere Jesús, es el de tomar la decisión de favorecer la Unidad, no la uniformidad, la tolerancia sin arrogancia, el crecimiento sin sentirnos por encima de los demás y la dignificación de la vida sin acepción de personas, difícil pero la realidad es que somos hijas e hijos, hermanos y hermanas, porque tenemos un mismo Padre, participamos de una misma historia y nos compete el mismo Proyecto.

Esta invitación creíble se hace extensiva a todas y todos. La presencia del Espíritu de Jesús es tan real y concreta que hasta Juan nos indica cómo podemos verlo: En quien cumple el mandamiento de amor que Jesús nos enseñó con palabras y nos mostró con su entrega. Urgente hacer conciencia de que la Resurrección de Jesús nos exige procesos de transformación a nivel personal y comunitario, que verificamos nosotras mismas porque se expresan en apertura, capacidad de perdón, servicio, acogida, solidaridad y misericordia. El amor que vive y fluye y se agita dentro de nuestro mundo, que desde hace milenios está ahí y seguirá estando siempre, es el mejor signo de que Dios llama permanentemente a través de su Palabra y de la realidad, nos renueva, nos impulsa a cada momento y nos pide la continuidad de su Proyecto; es necesario que le prestemos nuestro tiempo, nuestro rostro, nuestra voz, nuestra mirada, nuestras manos. Así podrá hacerse presente, podrá manifestarse a muchos más que lo necesitan urgentemente y no lo encuentran. Jesús también nos ha asegurado que, si somos capaces de entregarnos a Dios como él hizo, la experiencia nos va a doler en la totalidad de nuestro ser, hasta las entrañas, pero ningún otro camino lleva hasta donde él está, hasta la vida plena.

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