Lectio Divina: Segundo Domingo de Adviento - Ciclo B

on 03 Dic, 2020
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Roma (Italia), HNA. HERMINIA RINCÓN MARÍN, 6 de diciembre de 2020.- “Súbete a un alto monte, alegre mensajero para Sion; Clama con voz poderosa, alegre mensajero para Jerusalén, Clama sin miedo… Ahí está vuestro Dios” (Is 40,9). Juan Bautista es una de las grandes figuras del Adviento, con su presencia y su predicación anuncia la llegada del Mesías y la inauguración de los nuevos tiempos de justicia y paz que alegrarán el corazón de los pueblos y fortalecerá la esperanza en la promesa de la salvación.

La invitación a la conversión es la manera como Juan Bautista prepara la llegada del Salvador; allanar el camino y enderezar sus senderos es abrirse a la gracia del perdón y a la vida del Espíritu que ofrece el Señor.
 
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Lectio Divina 06/12/2020 esp Descargar
 

El tiempo del adviento, es la oportunidad que la iglesia nos ofrece para hacernos conscientes de esta verdad, para fortalecer nuestra esperanza y disponernos abrirnos a la gracia.  Si bien es cierto que estamos invitadas a descubrirlo en la riqueza de la liturgia, también es cierto que debemos descubrirlo en estos momentos de crisis, de transformaciones, de sufrimiento y de dolor en que viven nuestros pueblos, pero igualmente de esperanza y de confianza en el amor misericordioso de Dios siempre actuando en el mundo y en la historia. Como los discípulos de Juan, necesitamos estar atentas para descubrirlo en cada situación, seguirlo y, con la vida, indicarlo a otros.

INVOCACIÓN AL ESPIRITU SANTO

Dispón, Señor, mi mente y mi corazón, dame apertura a tu Espíritu para acoger tu Palabra, agudiza mis sentidos para saber escuchar, ver y sentir en mi historia y en la historia de la humanidad, tu presencia amorosa y salvadora, para descubrir en tu Palabra los caminos de vida nueva que tienes preparados para nosotras en la Congregación.

EVANGELIO 

Marcos 1, 1- 8: "1Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.  2Conforme está escrito en Isaías el profeta: Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. 3Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas, 4apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados. 5Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el rio Jordán, confesando sus pecados. 6Juan llevaba un vestido de piel de camello; y se alimentaba con langostas y miel silvestre. 7Y proclamaba: “Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. 8Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.” 

DIVISIÓN DEL TEXTO PARA SU MEJOR COMPRENSIÓN 

Marcos    1,1: Apertura y título del Evangelio de Marcos.
Marcos    1,2-3: Citación de los profetas Malaquías e Isaías.

Marcos    1,4-5: Contenido y repercusión de la predicación de Juan Bautista.
Marcos    1,6-8: Significado de la predicación de Juan Bautista.

Marcos 1,1: En la primera frase de su Evangelio, Marcos dice: “Comienzo del Evangelio de Jesús. ¡Hijo de Dios!” (Mc 1,1).  Al final del Evangelio, en el momento de la muerte de Jesús, un soldado romano exclama: ¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios! (Mc 15,39). Al principio y al final está este título de Hijo de Dios. Entre el principio y el final, a lo largo de las páginas del evangelio, Marcos aclara cómo debe ser entendida y anunciada esta verdad central de nuestra fe: Jesús es el Hijo de Dios.

Marcos 1,2-3: La semilla de la Buena Noticia está escondida en la esperanza de la gente. Para indicar el comienzo de esa Buena Noticia, Marcos cita a los profetas Malaquías e Isaías. En los textos de estos dos profetas aparece la esperanza que habitaba en los corazones de la gente en los tiempos de Jesús. La gente esperaba que el mensajero, anunciado por Malaquías, viniera a preparar el camino del Señor (Ml 3,1); también había sido proclamado por el profeta Isaías que dice: Voz de aquél que grita: Preparad el camino al Señor, enderezad sus sendas (Is 40,3). Para Marcos la semilla de la Buena Noticia es la esperanza suscitada en la gente por las grandes promesas hechas en el pasado por medio de los profetas. Hasta ahora, la esperanza de la gente es el gancho al que se aferra la Buena Noticia de Dios; para saber cómo iniciar el anuncio de esta Buena Noticia, es importante descubrir la esperanza que la gente tiene en su corazón.

Marcos 1,4-5: El movimiento popular suscitado por Juan el Bautista hace crecer la esperanza de la gente con el llamado a la conversión y el testimonio de su vida. ¡Toda la región de la Judea y todos los habitantes de Jerusalén iban al encuentro de Juan! Marcos se sirve de los textos de Malaquías e Isaías para iluminar este movimiento e indica que, con la venida de Juan Bautista, la esperanza del pueblo ha comenzado a encontrar una respuesta, a realizarse. La semilla de la Buena Nueva comienza a despuntar, a crecer.

Marcos 1,6-8: Juan Bautista es el Profeta Elías que la gente esperaba. Del Profeta Elías se decía que venía a preparar el camino del Mesías “¡convirtiendo el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres!” (Ml 3,24; Lc 1,17), es decir, esperaban que Elías viniese a reconstruir la vida comunitaria. Elías era conocido como “un hombre vestido de pieles y con un cinturón de cuero a la cintura” (2Re 1,8). Marcos dice que Juan se vestía con pieles de camello. Indicaba con claridad que Juan Bautista había venido a cumplir la misión del Profeta Elías (Cfr. Mc 9,11-13). En los años 70, época en la que escribe Marcos, mucha gente pensaba que Juan Bautista fuese el Mesías (Cfr. Hch. 19,1-3). Para ayudarles a discernir, Marcos cita las palabras del mismo Juan: “Después de mí viene aquél que es más fuerte que yo y de quien no soy digno de desatar sus sandalias. Yo he bautizado con agua. Él bautizará con Espíritu Santo” (Mc 1,7).

SILENCIO. MEDITACIÓN 

PERMITO QUE EL SEÑOR ME HABLE, ESCUCHO SU VOZ. ABRO EL CORAZÓN A SU PALABRA

Marcos sugiere que se lea la historia con la mirada de la esperanza. La semilla de la Buena Noticia de Dios, está escondida en nuestra vida, en nuestro pasado, en aquello que vivimos. El pueblo de la Biblia tenía esta convicción: Dios está presente en nuestras vidas. Por eso ellos se preocupaban de recordar los hechos y las personas del pasado. Perder la memoria de su pasado es como perder la propia identidad, no saber de dónde se viene ni a donde se va. Ellos leían los acontecimientos del pasado para aprender a leer los del presente y descubrir en ellos las señales del Reino, de la presencia de Dios.

Es esto lo que hace Marcos al comienzo del evangelio. Trata de descubrir los hechos y apunta el hilo de la esperanza que venía del Éxodo, de Moisés, pasando por los profetas Elías, Isaías y Malaquías, hasta llegar a Juan Bautista que ve en Jesús a aquél que realiza la esperanza del pueblo.

Por un momento detengámonos en su historia personal y preguntémonos: ¿a lo largo de nuestra vida, en qué ha radicado nuestra esperanza?

En el camino de nuestra vida ¿hemos visto realizada la esperanza que nos ha habitado? ¿Cómo lo hemos percibido?

En estos momentos de reestructuración en la Congregación ¿qué tendría para decirnos esta Palabra?

¿Podría relacionar esta Palabra con el acontecimiento congregacional que estamos viviendo? 

ORACIÓN 

La oración es la respuesta a la voz de Dios en nuestro interior, al mensaje de su Palabra a las inspiraciones del Espíritu. En este momento histórico y litúrgico que vivimos, ¿qué sentimientos suscita el Espíritu en nuestro interior que nos hace alabar, agradecer o suplicar al Señor? 

ORACIÓN PERSONAL 

VAMOS A PREPARAR EL CAMINO

Vamos a preparar el camino del Señor,

vamos a construir la ciudad de nuestro Dios.

Vendrá el Señor con la aurora,

Él brillará en la mañana, Él nos dará la verdad;

vendrá el Señor con su fuerza,

Él romperá las cadenas, Él nos dará la libertad.

 

  1. Él estará a nuestro lado, Él guiará nuestros pasos, Él nos dará la salvación. Nos limpiará del pecado, ya no seremos esclavos, Él nos dará la libertad.

  1. Visitará nuestras casas, nos llenará de esperanza, Él nos dará la salvación. Compartirá nuestros cantos, todos seremos hermanos, Él nos dará la libertad.

  1. Caminará con nosotros, nunca estaremos ya solos, Él llevará nuestras penas, Él nos dará la libertad.