Lectio Divina: Domingo de Pascua - Ciclo C

on 16 Abr, 2022
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Bogotá (Colombia), Hna. Doris Rojas R., 17 de abril 2022.- "Hazte un Pedro o un Juan; corre hacia el sepulcro, hazlo a porfía y con los demás; rivaliza en este hermoso esfuerzo. Y si eres adelantado por la rapidez, vence por el afán, no para mirar de pasada al sepulcro, sino para entrar dentro" [1]

 Cuadro de Eugène Burnand, “Los discípulos Pedro y Juan corriendo al sepulcro en la mañana de la Resurrección” 

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Lectio Divina 17-04-2022 esp Descargar

INTRODUCCIÓN 

Este es un día de fiesta, como cristianos celebramos con gozo el triunfo de la vida sobre la muerte, la alegría de esta Pascua nos conforta y llena de esperanza en medio de las diferentes realidades de muerte y tristeza que embargan al mundo. Cristo Resucitado es el símbolo de la victoria que se levanta para fortalecer a su pueblo. La tristeza de la mujer que busca a Jesús, su angustia y desesperación, así como el asombro de los discípulos que entran al sepulcro vacío, se apaciguan ante la presencia del Resucitado. Salgamos también nosotros y como el discípulo amado reconozcamos los signos del Resucitado que nos invaden de gozo y fortalecen nuestra fe.

“Señor, danos tu Espíritu Santo, para que como los discípulos podamos dar testimonio de ti, anunciando a todos, que has resucitado, que estás vivo. Que así sea”. 

EVANGELIO 

Jn 20, 1-9 

“El primer día de la semana fue María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y vio que la piedra estaba retirada del sepulcro. Echó a correr y llegó donde Simón Pedro y el otro discípulo a quien Jesús quería, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Al asomarse vio los lienzos en el suelo; pero no entró. Detrás llegó también Simón Pedro. Entró en el sepulcro y vio los lienzos en el suelo; pero el sudario que había cubierto su cabeza no estaba junto a los lienzos, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó pues hasta entonces no habían comprendido que, según la Escritura, Jesús debía resucitar de entre los muertos.”

ESTUDIO DEL TEXTO 

El emotivo pasaje bíblico nos ofrece una escena en la que se resaltan los personajes de forma bastante elocuente y un tanto emocional; analizarlos puede ser un buen insumo para comprender el contexto y lo que sus expresiones pueden significar para nuestra vida.

En la primera escena se encuentra María, la Magdalena, quien de madrugada cuando la oscuridad aún reinaba sale al lugar donde yace el cuerpo del Señor. En este apartado, nos encontramos con uno de los signos: el sepulcro como lugar del misterio generador de la duda, la zozobra y temor. Ella presurosa corre anunciarles a los apóstoles lo acontecido en la madrugada del primer día. La experiencia de María Magdalena, como primera mujer, testigo de la Resurrección, es el icono de la evangelización.

En un segundo escenario se presentan los dos discípulos Simón Pedro y el otro discípulo, el texto lo aclara: a quien Jesús amaba. Ambos se convierten así en testigos de la resurrección de Jesús. Ellos inquietos por las palabras de la mujer quien refiere «se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto», salen corriendo juntos pero el otro discípulo, el que Jesús amaba, corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Luego llega también Simón Pedro detrás de él y entra al sepulcro: ve los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza. Entra también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y este ve y cree. El texto es contundente aquel a quien Jesús amaba fue quien vio y creyó inmediatamente.

Los dos discípulos viendo los signos de forma procesual cada uno a su ritmo creen en la Resurrección. Y este acontecimiento genera un cambio profundo en la relación de los discípulos con Jesús. Lo último que han presenciado de Jesús “Verbo encarnado” ha sido su muerte en la Cruz y la sepultura. Su cuerpo había quedado rígido y frío, envuelto en vendas, como se acostumbrada en aquella época. Pero Jesús vence la rigidez de la muerte, se levanta y entra en la vida eterna con Dios. Esto había sido anunciado por la Escritura, como dice el texto de hoy: “Hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos” (Jn 20,9).

Es a partir del encuentro con Jesús vivo y resucitado que los discípulos van a poder comprender la escritura e interpretar todo lo que se dice sobre Él. El evangelio entonces nos muestra los primeros pasos a través de los cuales pasan Pedro y el discípulo amado para llegar a la experiencia del Resucitado.

MEDITACIÓN ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO? 

El relato del sepulcro vacío, los personajes que aparecen en la escena, así como los signos y palabras que complementan el relato ayudaron a las primeras comunidades cristianas a fundamentar su fe.

Lo que convenció al discípulo amado fue lo que vio con sus propios ojos. Pero para entender a partir de pequeños signos se necesita el amor. El amor le dio a este discípulo visión para leer las señales. Y este amor no proviene de sí mismo sino del extraordinario amor que recibió primero, por eso lleva el título de “Discípulo Amado por Jesús”.

Algunas preguntas nos ayudarán a interiorizar el texto y a descubrir lo que Dios quiere decirnos, preguntémonos:

  • ¿Con qué personaje de la lectura me identifico más? ¿Soy madrugador y como María voy “corriendo” en busca de Jesús? ¿Soy más como Pedro que necesita que María le anuncie la resurrección para acudir en su busca?, ¿o como el discípulo que acompaña a Pedro que llegó primero, entró el último, pero vio y creyó? Puedo repasar las actitudes de cada uno y mirar con cuales me identifico.
  • ¿Cuáles son los signos he encontrado en mi camino, en la gente, en el mundo, que me ayudan a descubrir al Señor vivo y resucitado?
  • ¿Qué enseñanza práctica deja en mí este relato?

Luego de un tiempo de meditación personal, compartamos con sencillez nuestra reflexión, lo que el texto me dice a mi propia realidad y situación personal. Si se desea se puede acompañar de un signo exterior que ayude al compartir comunitario.

ORACIÓN ¿QUÉ LE DIGO AL SEÑOR? 

La proximidad con Jesús llevó al discípulo amado a “ver y creer”. Y esa misma confianza que experimentamos al encontramos con la Palabra se manifiesta en estos momentos de oración confesando: “Tú eres nuestro Señor Resucitado”. En un momento de silencio oremos a Cristo Resucitado, escuchándole una vez más.

CONTEMPLACIÓN ¿A QUÉ ME COMPROMETE EL TEXTO? 

La resurrección de Jesús anima nuestra fe a enfrentarnos a la existencia con un horizonte nuevo. Donde el mal no tiene la última palabra: el dolor, el sufrimiento, la opresión, la injusticia, la muerte no tienen la última palabra. La fuerza resucitadora del amor ha vencido a la muerte, y nos lleva a vivir con más confianza las realidades cotidianas y afrontarlas con valentía y empeño por ello la invitación de la Pascua no es otra que salir a Vivir:

¡Salgamos a vivir!
A vivir a la aventura,
a encontrarnos con todos los que caminan,
a gozar de la naturaleza, a disfrutar en compañía.
¡Salgamos a vivir!
Liberémonos de tantas ataduras y cenizas que nos anclan a la tierra,
y breguemos por el mar de Galilea dejándonos llevar por el Viento.
¡Salgamos a vivir!
Respiremos hondo, bien hondo, esponjemos nuestro corazón,
despleguemos las alas sin miedo alcemos el vuelo y volemos alto.
¡Salgamos a vivir!
Aunque la lucha sea dura y el camino estrecho y largo,
aunque nos ronden la duda y el fracaso y la muerte nos aceche a cada paso.
¡Salgamos a vivir y a amar,
a encontrarnos contigo Cristo Resucitado!
Florentino Ulibarri[2]

[1]  Gregorio Nacianceno, "Discurso sobre la santa Pascua" 45,24: J. C. Elowsky y Th. C. Ogden (eds.), La Biblia Comentada por los Padres de la Iglesia. Evangelio según san Juan (11-21), tomo 4b: Nuevo Testamento, Ciudad Nueva: Madrid, 2007, p. 433.
[2] Ulibarri Fernández, Florentino; Encrucijadas y encuentros: Plegarias para orar y celebrar en Cuaresma y Pascua.